Shiva y Parvati, quienes sabían que muchos trucos engañosos podrían acontecer en la vida de Rama y de Sita en el décimo tercer año, decidieron ponerles una prueba. El objeto de la prueba era comprobar si Rama y Sita podían reconocerse bajo cualquier circunstancia. En esa oportunidad Sita entró al río Godavari para recoger agua. Allí ella vio a dos cisnes jugando en el lago de lotos en el medio de un banco de arena del río. Cuando Sita se acercó al lago, vio a Rama bañándose en él, sin embargo cuando se acercó un poco más, ella pudo reconocer que no era Rama sino Shiva, quien se hacía pasar por Rama para confundirla. Shiva dijo:

“¡Oh Diosa! Por favor ven rápido, ¿Por qué te has tardado tanto?”

Sita respondió

“¡Oh Deva! Saludos y reverencias, ¿Por qué ha venido a bañarse solo?”

Shiva dijo:

“Yo he venido solo, porque Devi no podía en ese momento y se me hacía tarde”

Sita dijo:

“¿Por qué Devi no ha venido? Ustedes dos son inseparables, ella ahora se encuentra sola en Kailash. ¡Oh Deva! Deberías traerla contigo”

Shiva le respondió:

“¡Oh diosa! ¡Eres grande! Por favor dale mis Saludos a Rama”

Mientras Rama esperaba a Sita impaciente, Parvati se le acercó disfrazada como Sita. Balanceando una flor de loto que detenía en su mano y lanzándole miradas amorosas, le dijo a Rama:

“Mi Señor, por favor perdone mi retraso. La tardanza fue causada porque me detuve a contemplar dos cisnes que jugaban en el lago”

Cuando Rama se enfocó en ella reconoció que no era Sita, y respondió:

“¡Oh Devi! Mis saludos, ¿Has venido sola? ¿Donde está Deva? ¿Cómo es que te encuentras separada de él? Maha Deva y Maha Devi son uno e inseparables”

Al escuchar esto, Parvati disfrazada como Sita dijo:

“Mis Saludos, Usted es omnisciente y omnipresente, yo inmediatamente regresaré a la presencia de Shiva”